YO, UN CUBO Y UNA PALA

Cojo mi cubo.
Cojo mi pala,
y un castillo comienzo.

Gran foso a la entrada.
Le pongo cuatro torres,
una en cada esquina.
Cojo una piedra
y la hago princesa
de mi castillo de arena.
La princesa Petra,
la lista, la bella,
de cara blanca y redonda,
mejillas coloradas
del color de la amapola.
Viene una ola.
Entra en el foso.
Me tira el castillo.
¡Oh¡ Petra princesa
es arrastrada al fondo
de la mar salada.

No pasa nada.
Yo tengo mi cubo.
Tengo mi pala.

Cojo mi cubo.
Cojo mi pala.
Y vuelta a empezar
dos pasos más allá.

Hago un castillo
todo redondo.
Cojo una concha
y reina la nombro.
Doña Concepción, la reina,
busca, espera… mira a lo lejos,
por si regresa su Rey,
llamado “el guerrero”.
Llega mi hermano
con su pelota.
Un gol se le escapa.
Mi castillo redondo
destruye, explota.
Plis, la reina ha volado
junto con la arena,
no se supo nada más de ella.
Si vuelve el Rey,
decidle que marchó
hacia otro castillo,
Doña Concepción.

No pasa nada.
Yo tengo mi cubo.
Tengo mi pala.

Cojo mi cubo.
Cojo mi pala.
Y vuelta a empezar
dos pasos más allá.

Un castillo me invento
con algas, arena…
y todo lo que encuentro.
Fantasmas y monstruos
de palos de polo.
A unos, los llamo Papos,
a otros, los llamo Lolos.

Mi papá me dice:
“Nos vamos a casa,
deja los castillos
para mañana”.

No pasa nada.
Lavo mi cubo.
Lavo mi pala.
Y me doy la vuelta.
Castillos de arena.
Mil castillos en la playa.

Cojo mi cubo.
Cojo mi pala.
Hasta mañana…